El libro del escritor japonés cuenta una historia platónica
sobre almas que se buscan, cuerpos que se buscan, si el mundo fuera un lugar
ideal esas almas serían totalmente complementarias. El mundo no es un lugar
ideal, pero....
Ella es cocinera, cada receta es una carrera compulsiva por
transformar los ingredientes en algo más. Ella aparte es optimista, así que
piensa que ese algo va a ser algo bueno.
Él es un pensador, él mira la lista y la analiza. No cree
que de la lista de cosas individuales haya posibilidades de hacer algo más sin
el correcto pensar exhaustivo. Es que ella es compulsiva y optimista y él
obsesivo y un poco pesimista. En un mundo ideal, ellos se complementarían, pero
el mundo no es un lugar ideal.
Ellos necesitan un mueble nuevo para su hogar, un algo donde
guardar todo, ella piensa que será capaz de pintarlo, de adornarlo, de
conquistar el mundo de muebles en un día. Él cree que la mejor opción es ver
todos los muebles que sirven para guardar algo, pero que no entrará todo porque
el todo es infinito. Hasta pensó en un simulador de pintura para saber cómo
quedaría, o realizar un análisis de mercado sobre técnicas de pintura en muebles
de madera previo el exhaustivo análisis posicional en el hogar, ¡un dos
ambientes! Ella cree que no importa que no vean todos, porque de algo siempre
se puede hacer algo, porque con muchos algo se puede transformar en un todo, al
menos en el todo que abarquen sus ojos. En un mundo ideal, ellos se
complementarían. El mundo no es un lugar ideal, pero....
En la heladera no hay casi nada, sólo algo; un huevo y un
poco de leche, en el freezer, un montón de cosas indefinidas y algo de verdura
congelada. En la alacena hay harina leudante. Para él es una lista, un montón
de algo, que necesita urgente de una vista al súper, para ella un montón de
algo esperando ser otro algo, porque es optimista y de ninguna manera algo
puede ser nada. En un mundo ideal ellos se complementarían. El mundo no es un
lugar ideal, pero...ella igual lo invita a dar la vuelta al mundo y le hace un
rico budín de verdura.
Música y a cocinar!
Batimos el huevo con una taza de leche, le agregamos la
verdura congelada (1 paquete) si tenemos mixer o licuadora lo procesamos bien,
si no picamos bien la verdura y batimos.
Agregamos la harina leudante, aproximadamente 1 taza, 1 taza
y media, tiene que quedar espeso.
Si en nuestra lista hay queso le podemos agregar queso
rallado, o queso fresco.
Colocamos la mezcla en molde (budinera, de torta de muffins)
y horno medio hasta que al pinchar con
un cuchillo salga seco.