=) Aquí la nota completa
Obsesiones culinarias
¡El que esté libre de obsesiones que tire la primera receta o canción!
Suelo obsesionarme tanto con algunas canciones como con algunos ingredientes, a unas las escucho incansablemente durante días, a los otros los uso en cada receta que puedo, los repito hasta el hartazgo propio o del comensal compañero.
Delicious de A Perfect Circle, es uno de los ejemplos musicales, que inspiran recetas que oscilan entre el picor y la dulzura. Un clásico que siempre vuelve, como el limón, es Cry me a river de la espléndida Ella Fitzgerald o High Hopes de Pink Floyd, igual que el ajo en cada preparación, porque como en la cocina, los sabores y los estilos son exploraciones constantes y arbitrarias.
El cardamomo obsesionó mi cocina por mucho tiempo, igual que Cactus, de Cerati fue parte constante de mi lista de canciones por meses. Esta semilla formó parte de cualquier curry que haya pasado por mis sartenes, ni hablar combinada con vainilla para un rico budín de media tarde, o de ese toque llamativo que le da a un guiso invernal. Pueden usarla en algún te y si les gusta probar alternativas, infusionar leche (calentando la misma a unos 80º) y hacer flan de cardamomo.El aceite de oliva es una constante, pilar de lo que como y cocino. Igual que Trains, de Porcupine Tree, está en mi lista de reproducción, así esté escuchando chacareras.
También, tengo una amplia obstinación por las versiones, en lo musical y lo culinario. En cuanto a canciones, cuando me gusta mucho una, puedo escucharla mil veces en todos sus colores. No existe el cansancio.En la cocina, me gusta buscar varias recetas de una misma cosa y armar la propia con retazos de cada una. El rompecabezas de ingredientes se arma como un cubrecama de cuadrados tejidos por una abuela.
Así que el otro día, después de haber almorzado en uno de esos bares de moda (todos se parecen tanto al otro que uno pierde la noción de donde está), me quedó el sabor del risotto de hongos dando vueltas. Ronroneando como un gato. Arroz. Hongos. Hierbas. Queso. Podía percibir la melodía que se armaba en la cocina, todo al compás del calor y el vino.
Mi versión resultó así: En un caldo de verduras casero hidraté hongos secos y lo condimenté con un mix de hierbas que tenía orégano, tomillo, romero y lavanda. Corté un ajo y media cebolla bien chiquita y lo saltée con sal, para que sude y quede transparente. Después, agregué arroz yamaní, lo doré un poquito con la cebolla y el aceite de oliva. Luego agregué poco a poco el caldo.
En otra sartén doré los hongos frescos con oliva y provenzal. Mientras se cocinaba el arroz, hidraté tomates secos y piqué unas aceitunas negras. Una vez cocido el arroz, agregué los tomates secos y las aceitunas. Los que consumen queso, es el momento de agregarlo, un parmesano es ideal. Servir con los hongos doraditos por arriba, copa de sirah y play.
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